Ian Simpson
Aunque en los manuscritos medievales aparecen plantas, flores y frutos, elementos que también fueron utilizados en las composiciones de los artistas chinos y japoneses antes de ese período, las pinturas y dibujos de naturalezas muertas, tal como los conocemos hoy, comenzaron en Alemania y Holanda. Aparecieron como parte del entorno en el cual se desarrollaba el tema principal elegido por el artista. Pintores como Rubens incluían recipientes con frutas y flores en sus pinturas religiosas, y los estudios hechos para estas secciones de las pinturas, que al principio no pretendían ser cuadros en sí mismos, comenzaron a apreciarse más tarde por la habilidad demostrada para describir flores y frutas particularmente intrincadas.
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El envase de los alimentos representa uno de los aspectos más notables
de nuestra moderna economía, y puede ser un tema interesante e inusual para
dibujar naturalezas muertas. El ESGRAFIADO fue una técnica ideal
para producir esta colección de objetos debido a los motivos
en blanco y negro de las etiquetas y las letras.
Sin embargo, fue un artista francés, Chardin (1699-1770), quien revolucionó el concepto de la naturaleza muerta. Chardin trasladó todas las técnicas y habilidades de la pintura de temas formales al tema informal de la mesa de la cocina; y su inteligente uso de la luz para enfatizar los placeres sensuales de la comida y la bebida fue una faceta de su trabajo que influyó en la obra de los primeros impresionistas. Cézanne (1839-1906) encontró en la naturaleza muerta un tema ideal para el extenso y detallado estudio a partir de la observación directa que fue la base de su pintura.
Más tarde, Braque (1882-1963) y Picasso usaron la naturaleza muerta como un medio de demostrar su nuevo método para describir el espacio: el cubismo. Junto con Cézanne, Matisse es considerado por muchos críticos como uno de los artistas que pintó mejores naturalezas muertas. Muchas de sus pinturas describen un interior que incluye con frecuencia una puerta abierta o una ventana a través de las cuales puede apreciarse otra escena.
El grupo de una naturaleza muerta, por tanto, puede componerse de cualesquiera objetos naturales o artificiales, vistos en primer plano o bien desde cierta distancia, habitualmente formando parte de una habitación u otro tipo de interior. Aunque es práctica común reunir una serie de objetos y disponerlos cuidadosamente antes de comenzar un dibujo o una pintura, algunos de los mejores grupos de naturaleza muerta son hallados por azar. Una mesa después de una comida, una pila de macetas que ya no se usan o utensilios de jardinería dejados en un cobertizo son elementos usados por famosos pintores.
La naturaleza muerta (también denominada BODEGÓN) es concebida habitualmente como una composición integrada por objetos de uso cotidiano, junto con flores y frutas, pero puede incluir también cualquier objeto artificial que pueda movido y colocado en una posición predeterminada, incluyendo grandes máquinas y automóviles. Aunque la naturaleza muerta es un tema que puede extenderse a objetos inanimados y de exterior, es esencialmente un tema de interior, a salvo de los caprichos del clima y en uno en el que, aun cuando se emplee un objeto encontrado, la luz puede ser controlada y los objetos permanecer en el mismo lugar para volver sobre ellos una y otra vez.
Los objetos elegidos para una naturaleza muerta pueden ser reunidos por sus propiedades pictóricas –color, textura o forma, por ejemplo– pero también pueden consistir en objetos que tienen un significado especial en sí mismos. Después de la Reforma, cuando la pintura religiosa prácticamente desapareció del norte de Europa, gran parte de las pinturas de naturalezas muertas se volvió casi religiosa: relojes de arena, calaveras y velas demostraban la mortalidad de la vida; y el pan, el vino y el agua representaban la Eucaristía. Del mismo modo, las flores y la fruta en los dibujos de naturalezas muertas se seleccionan a menudo para que representen las estaciones. Incluso las naturalezas muertas del tipo «pieza-fija» -mesas de cocina o aparadores llenos de carne, pan, frutas y vino– tienen su origen en los cuadros religiosos. Los cuadros de naturalezas muertas también pueden incluir posesiones valiosas, o piezas de coleccionista que han sido cuidadosamente seleccionadas para mostrar la pericia del artista para pintar o dibujar, por ejemplo, superficies brillantes o la contrastante textura de las ciruelas o los melocotones sobre el terciopelo.
A menudo, los grupos de una naturaleza muerta son colocados en un rincón de una habitación o en una «esquina» especialmente construida hecha con dos tablas colocadas en ángulo recto. Estos grupos pueden pintarse con el fondo de color más apto para los objetos. Dentro de esta limitación, es posible conseguir una enorme variedad de composiciones con los mismos y escasos objetos. Morandi, el pintor italiano, por ejemplo, que murió en 1964, dibujó, pintó y grabó innumerables arreglos diferentes de botellas, y las ocasionales jarras o lámparas de aceite, durante una gran parte de su carrera, que se extendió a lo largo de cincuenta años.
Los grupos de una naturaleza muerta necesitan colocarse con cierto cuidado, pero no demasiado. Después de todo, lo que importa es la composición del dibujo o la pintura, y a menudo es mejor colocar los objetos rápidamente de un modo azaroso y luego tratar de verlos de diferentes maneras para decidir cuáles son sus mejores posibilidades pictóricas. El mayor peligro que existe en la disposición de los objetos, antes de pintarlos, es que aparezcan aislados o demasiado separados en la obra terminada. Los objetos deben ser agrupados de modo que algunos se superpongan a otros, para dotar al grupo de cierta profundidad, con algunos objetos más cerca que otros, haciendo que las formas entre los objetos (las formas «negativas») sean variadas e interesantes. Siempre trate de elegir un grupo de objetos que puedan permanecer en el mismo lugar durante un cierto tiempo. Recuerde que el grupo «encontrado» consistirá a menudo en objetos que se mueven o cambian naturalmente y ofrecen sólo la posibilidad de un dibujo realizado rápidamente.
En términos ideales, la fuente de luz debería incidir en la naturaleza muerta desde una dirección única, porque ello producirá un contraste luz-sombra más marcado en los objetos y revelará de forma más efectiva su forma tridimensional. El grupo, especialmente si la luz es intensa y artificial, necesita ser colocado cuidadosamente en relación con la fuente de luz. Cierta luz puede producir sombras que camuflen completamente algunos de los objetos. Recuerde, también, que la luz artificial tiene el efecto de cambiar los .colores de los objetos.
Esta capacidad del artista para controlar el emplazamiento de los objetos y su iluminación es el rasgo distintivo de la pintura y el dibujo de naturalezas muertas, y la convierte en un tema eminentemente apto para aquellos que quieren producir un trabajo muy controlado que depende de un estudio intensivo y detallado.
Todos los medios de dibujo son apropiados para la naturaleza muerta, especialmente aquellos destinados a construir el tono durante un prolongado período de tiempo; por ejemplo, el lápiz. También puede emplearse una extensa gama de técnicas. Técnicas como el plumeado, el sombreado, el sombreado con líneas cruzadas, etc., son las más útiles para producir el tono; mientras que las marcas lineales y los puntos de luz son particularmente aptos para la interpretación de los detalles.
La notable iluminación de estas botas es lo que atrae la mirada e introduce
una pizca de drama en el cuadro. La posición, también, en el mismo nivel de la mirada
sobre el estante, establece un contacto íntimo con el espectador.
La posición elevada, con una bota apoyada sobre su costado,
crea una forma fascinante e inusual, que es realzada por un haz de luz
en forma de cuña creada por las franjas oscuras.
El detalle muestra la sutileza de la técnica empleada
para modular los colores y degradar cuidadosamente los tonos.
Lápices y crayones de colores se aplicaron sobre una base de pastel difuminado.